Cosas de Moi

Bueno, pues ese soy yo. Moisés, un joven de treinta y tantos años que quiso ser informático pero al que la nota no le dio más que para estudiar la carrera de Arquitectura Técnica, descubriendo de esa forma una verdadera afición oculta.

martes, mayo 22, 2007

El ganso vengador


Cuentan los viejos del lugar que en una Hacienda de un pueblo de Andalucía, hay una balsa artificial, creada antaño para riego de los terrenos anejos, en la cual habita un único ser, que defiende el "lago" con su propia vida. Y es que no es para menos.
Todo comenzó hace unos años, cuando la balsa estaba repleta de gansos (habría unos 12) que vivían en paz y armonía decorando la ya por aquella época en desuso balsa, para goce visual de los dueños de la misma. Pero quiso el azar que un maldito día, un astuto zorro apareciera por la zona y con su voraz apetito, empezara a cazar cada uno de los gansos hasta el punto que todos cayeron muertos o malheridos... ¿todos?... No, hubo un valiente ganso que aunque herido, consiguió escapar del indiscriminado asesinato de toda su familia.
El guarda de la Hacienda al verlo herido, lo acogió y lo curó, devolviéndolo a los días a la balsa, ya que en su pequeña vivienda no había lugar para un animal como aquel.
Pero quiso el azar que el mismo zorro, volviera al cabo del tiempo a por más de esa jugosa carne que tan buen sabor le había dejado... mas esta vez, la fortuna se alió con el ganso y el zorro cayó a la balsa, la cual debido al material que recubre sus paredes impidió su salida y allí quedó flotando, hasta que se hundió en lo más profundo de la misma.
Un día, el guarda de la finca, en una de sus rondas matutinas, vio que alrededor de la balsa había otro zorro merodeando en busca del ganso superviviente, aquel al que él mismo había cuidado durante días. Inmediatamente, escopeta en mano, corrió hacia la balsa... pero cual fue su sorpresa al ver que aquel indefenso ganso no necesitaba ayuda alguna! Resulta que el animalito, se hacía el herido al borde de la piscina artificial provocando el acercamiento al agua del zorro, el cual temeroso de su caída a la fría agua, reculaba cada vez que se mojaba las patas delanteras. Pero entonces, en uno de sus intentos por coger al ganso, éste cayó al agua, obtiendo el mismo fin que su anterior compañero. El guarda al ver lo sucedido, siguió con su ronda, feliz de saber que su amigo tenía armas suficientes para valerse por sí mismo.
En ese verano y tras una sequía de las que sufrimos por aquí abajo, la balsa se secó, y cual fue la sorpresa del equipo contratado para su limpieza, al ver que en el fondo de la misma no había ni uno ni dos cuerpos descompuestos de zorros, sino que contó ¡¡6!! cuerpos completos, los cuales habían sido víctimas de El Ganso Vengador.
NOTA: Esta historia es verídica y yo mismo he visto al ganso en cuestión.